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    Chachapoyas: Amazonas milenario en Perú

    Loreto Guzmán
    Escrito por Loreto Guzmán | 03 junio 2019

    La región de Amazonas, al norte de Perú, permanece aún como un destino desconocido para la mayoría de los turistas. Dentro de sus bosques nubosos hay enigmáticos sitios arqueológicos como Kuélap, ciudadela construida entre los andes y la selva que ha sido comparada con Machu Picchu, y tumbas y sarcófagos escondidos, herencia de la cultura Chachapoyas. Gocta, una de las cataratas más altas de Perú, completa el panorama, en una zona donde hay bastante por descubrir.

     

    Templo Mayor de Kuelap
    Templo Mayor de Kuélap

     

    Ubicada al norte de Perú, la región de Amazonas no es un destino que se haya promocionado lo suficiente. No suele salir en las rutas de viaje y para la gente aún es un lugar desconocido. De hecho, suele confundirse con otras zonas que abarca la Amazonía, como Iquitos o Puerto Maldonado, que están en otras regiones.

    Hace dos años, un hito ayudó a poner la zona en el mapa: en este lugar se inauguró un teleférico –el primero del país– que facilita el acceso a la Fortaleza de Kuélap, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Perú, que incluso ha llegado a compararse con Machu Picchu.

    Con esos antecedentes, en octubre decidí ir de vacaciones con mis tres hijos a conocer el lugar. Para llegar tomamos un vuelo a Lima y desde ahí a la ciudad de Jaén. En ese lugar nos estaba esperando un auto todoterreno que había arrendado sin saber bien cómo serían las rutas.

    El camino a Chachapoyas, la capital de Amazonas y base para explorar la zona, duró casi cuatro horas y era muy bonito, con zigzagueantes rutas entre montañas, todo muy verde por la época. Las curvas hacían el camino entretenido y resultaban fáciles de recorrer, sobre todo gracias al GPS. Pasamos por una zona llena de arrozales muy linda. Todo era bien selvático y húmedo. Me sentía realmente metida dentro de la Cordillera de los Andes.

    Llegamos a dormir a Chachapoyas, un pueblo colonial muy lindo y pequeño. Ahí alojamos en La Casona Monsante, un hotel boutique alojado en una casa antigua, al lado de la Plaza de Armas. En la ciudad no había mucho por hacer, más que nada salir a caminar y disfrutar de la arquitectura colonial. Había un paseo peatonal de piedra bien lindo, con casonas antiguas con balcones, todo bien restaurado. Este sería nuestro punto de partida para explorar la zona.

     

    A LAS ALTURAS DE KUÉLAP

    El primer día decidimos visitar la mayor atracción de la zona: la Fortaleza de Kuélap. Los caminos para llegar eran nuevamente curvas, montañas y puro verde. Precioso. Era muy cómodo tener un auto, porque no vimos muchos buses locales.

    De Chachapoyas a Tingo, donde se tomaba el teleférico que llevaba a la ciudadela, fueron dos horas y media en auto. No parecía que Tingo tuviese muchos servicios, pero nos dio la impresión de que lo estaban arreglando, pavimentando calles y abriendo restaurantes.

    Cuando compramos el ticket para el teleférico nos enteramos de que podríamos haberlo comprado por internet para evitar las filas. Como era por número, tuvimos que esperar y recién pudimos subir a las 11 de la mañana. Había bastante turista peruano, pero poco extranjero.

    El viaje en teleférico era largo, duraba 20 minutos y subía y bajaba por montañas. Cuando creías que ya estabas llegando, alcanzabas una cumbre y volvías a bajar. El paisaje que se veía desde aquí era precioso. Las telecabinas eran modernas y nos ahorraban lo que también podía hacerse en una caminata de tres horas. Este teleférico realmente había mejorado el acceso a la fortaleza, antes muy poco visitada.

     

     

    Kuélap es el complejo arqueológico más importante del nororiente de Perú, que floreció entre los años 500 y 1500 de la mano de los chachapoyas, una cultura preincaica. Construida en la cima de una montaña, a una altitud de tres mil metros, casi toda la ciudadela está rodeada de una extensa muralla que alcanza los 20 metros de altura, la cual sirvió como defensa para esa cultura.

    A diferencia de Machu Picchu, es mayormente plano. Una vez ahí, no había terreno que subir ni bajar por lo que la caminata era fácil. Lo sentí muy parecido a Machu Picchu pero en una escala menor, con las construcciones más concentradas en un lugar. Tiene dos niveles bien marcados: Pueblo Bajo, con construcciones como el Tintero (edificación ceremonial) y otras decoradas con zigzags y rombos, y Pueblo Alto, con la plataforma ceremonial del Castillo y el Torreón Norte.

    Estuvimos unas dos horas caminando por la milenaria ciudad. Alrededor nuestro se alzaba una montañosa selva, con densa vegetación que no permitía ver nada más que naturaleza. Por momentos nos tocó una suave llovizna, pero nada que nos impidiera seguir explorando.

     

    Fortaleza de Kuelap

    Fortaleza de Kuélap

     

    Bajamos en el teleférico, tomamos el auto y nos fuimos al que fue uno de mis lugares favoritos: el Museo de Leymebamba, en la ruta. Este moderno museo exhibe las momias y objetos hallados en la Laguna de los Cóndores, muy cerca de aquí. Cuando llegamos no había nadie, tanto así que tuvimos que preguntar si estaba abierto. Es espectacular, con una muestra bien puesta. Lo mejor son las momias; yo no había visto restos antropológicos así en Chile. Están perfectas, todavía envueltas en géneros, expuestas tras un vidrio en una sala. Son más de 200, en un muy buen estado de conservación. También hay textiles, cerámicas y armas encontradas en la zona. Todo era realmente impresionante.

     

    CULTURA FUNERARIA

    Cada día, de vuelta en Chachapoyas y luego de descansar, salíamos a comer a un restaurante. Son muy buenos, con la típica comida peruana. El segundo día visitamos los mausoleos de Revash, por una ruta similar a la del día anterior. En un punto nos desviamos por un camino de tierra, por montañas donde no había nadie. Con las visitas a cada lugar nos fuimos dando cuenta de que lo que estaba más desarrollado en infraestructura era Kuélap. Todos los otros atractivos eran bastante más rudimentarios, generalmente sin mucha señalización y atendidos por algún local.

    Luego de una agradable caminata de unos 25 minutos en medio de unos campos, llegamos a un punto desde donde se veían los mausoleos. No era mucho lo que se veía porque estaban lejos. Revash es un centro funerario conformado por construcciones rectangulares de hasta tres pisos. Si uno se esforzaba, podía observar pinturas rupestres en algunas edificaciones que representaban animales y personas. De todas formas era impresionante verlo y uno se cuestionaba cómo era que los chachapoyas hacían esos nichos y ponían las momias ahí.

     

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    Mausoleos de Revash

     

    Al día siguiente visitamos los sarcófagos de Karajía, a unas dos horas y media en auto de la ciudad. Tal como el día anterior, caminamos una media hora por los cerros con un guía local, quien nos acompañó mientras nos contaba un poco la historia del lugar. Resulta que los sarcófagos o purunmachos, como los llamaban, era otra tradición funeraria de la cultura chachapoyas. Los vimos en lo alto, en una especie de farellón grande, lejos de donde estábamos. Eché de menos unos binoculares para poder apreciarlos mejor.

    El guía nos explicó que para su construcción usaron piedras pequeñas y argamasa de barro combinada con paja. Cada sarcófago, con forma antropomorfa, estaba destinado a sepultar a una persona momificada y alcanzaba los dos metros de alto. Por fuera estaban pintados con rojo y blanco. Nuevamente nos llamó la atención la ubicación elegida para poner estas tumbas.

     

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    Sarcófagos de Karajía

     

    Desde aquí, en vez de volver a Chachapoyas, nos fuimos a dormir a Cocachimba, caserío donde está el Gocta Lodge, un hotel boutique muy lindo y agradable, con piscina y buena comida. La gracia era que tenía una maravillosa vista al principal atractivo natural de la zona: la catarata Gocta.

     

    CATARATAS SOLITARIAS

    El lodge estaba justo en la entrada del sendero que llevaba a un conjunto de cataratas, entre ellas, la de Gocta. Fuimos al día siguiente súper temprano, a las ocho de la mañana, para evitar los grupos que llegaban un poco más tarde. La caminata era más larga que las otras, con tramos algo más pesados, en subida y en bajada, pero nada que una persona acostumbrada a caminar no pueda aguantar. En el camino vimos muchas aves, como el gallito de las rocas, en medio de un bosque de neblina con exuberante vegetación.

     

    Catarata Gocta en Amazonas, Peru
    Catarata Gocta

     

    Durante el camino se pueden apreciar un total de 22 caídas de agua, que, según nos habían dicho, toman mayor caudal en época de lluvias. Luego de unas dos horas y media de caminata, finalmente llegamos a los pies de la catarata Gocta. Donde caía el agua había una especie de piscina pequeña y corría un río. No había nadie más, solo una pareja de franceses bañándose a pesar del frío. Nos quedamos ahí sentados por lo menos una media hora. Era muy lindo observar la catarata y pensar que, con sus 771 metros de altura, es una de las más altas de Perú.

    Esa tarde la destinamos para hacer lo que no habíamos podido hacer ninguno de los días anteriores: descansar en el hotel. Nos bañamos en la piscina, leímos, incluso usamos el wifi. Después de cuatro días de caminatas y recorridos en auto, estábamos exhaustos, y en ese momento, un día antes de volver a Chile, lo único que queríamos era descansar y capturar con la mirada, a lo lejos, una última imagen de la catarata.

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    DATOS PRÁCTICOS

    CLIMA

    Chachapoyas tiene un clima templado y lluvias en los meses de verano (de diciembre a abril). La temperatura mínima es de 11°C y la máxima de 23°C. Son frecuentes las tormentas tropicales, que pueden durar varios días.

     

    HOTELES

    La Casona Monsante está en pleno centro histórico de Chachapoyas, a 200 metros de la Plaza de Armas.

    Gocta Lodge, en Cocachimba, está diseñado para disfrutar de la vista de la catarata Gocta.

     

    VIAS DE ACCESO

    Hay vuelos diarios de Lima a Jaén, que duran una hora y 35 minutos. Desde ahí, en auto son casi cuatro horas para llegar a Chachapoyas, capital de la región de Amazonas y base para explorar la zona.

     

    IMPRESCINDIBLES

    Este es un viaje outdoor que requiere equipamiento adecuado: pantalones y zapatos de trekking, sombrero y bloqueador para el sol. Una chaqueta para la lluvia es indispensable para las excursiones. También es recomendable llevar binoculares para apreciar de mejor manera algunos atractivos.

     

    ALTITUD

    Chachapoyas está a 2.335 metros sobre el nivel del mar y Kuélap a tres mil, en la cima de una montaña.

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