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    Mi primer crucero fluvial: el río Duero con Cruceros Emerald

    Jesús García - CruceroAdicto.com
    Escrito por Jesús García - CruceroAdicto.com | 02 noviembre 2021

    No puedo negar que cuando llegué a Porto estaba lleno de prejuicios. Ideas preconcebidas y creencias de lo que era un crucero fluvial. Sin embargo, solo hicieron falta 24 horas para que todas cayeran cual castillo de naipes.

     

    Porto, Portugal

    Porto, Portugal

     

    Las aguas del río Duero fueron las que me bautizaron como viajero de cruceros fluviales. Fue a bordo del Emerald Radiance, de la naviera australiana Emerald Waterways, en un itinerario de siete noches remontando y descendiendo sus aguas, las cuales transcurren desde Portugal hasta la provincia española de Salamanca.

    A bordo de este crucero por Europa viví una experiencia única. Un ritmo de navegación pausado que permitía disfrutar del cambiante y espectacular paisaje, momentos emocionantes elevándonos en las diferentes esclusas para superar las cinco represas del río Duero, una alta gastronomía que aparecía como por arte de magia en mesas perfectamente atendidas por un servicio de guante blanco, cabinas iluminadas por ventanales que se convierten en balcones, provistas con mil y un detalle sacados de un hotel de vanguardia y la delicadeza de un hotel boutique, y, sobre todo, la atmósfera de estar en casa desde que puse el pie a bordo. Esas fueron las imágenes que vinieron en mi maleta al desembarcar.

    Me gustaría compartir cómo fue este, mi primer crucero fluvial; lo que llamó mi atención, las curiosidades, anécdotas y todos los detalles que retiene un viajero que solo, hasta el momento, había navegado en cruceros oceánicos.

     

    EL BARCO

    Con 89 metros de largo, perfecto para ajustar en las esclusas del río Duero, casco pintado en blanco y ventanales en verde esmeralda, el Emerald Radiance nos esperaba en perfecto estado de revista.

    Desde el muelle, donde se dejaban las maletas, ya se podía distinguir su alargada silueta a la que llegamos tras bajar por las pasarelas, no sin antes habernos hecho un test de antígenos (a pesar de estar vacunado contra el Covid-19).

    Al entrar nos acompañaron al lounge, el corazón del barco, situado en la cubierta 2, en donde los oficiales nos dieron la bienvenida con una buena copa de vino. En unos minutos pasamos por la recepción donde terminamos el check in y nos acompañaron a la cabina.

     

    Cruceros Emerald en el río Duero

    Emerald Radiance

     

    El barco fluvial cuenta con cuatro cubiertas, tres de ellas con cabinas. En la cubierta inferior se sitúa el gimnasio y la sala de tratamientos de belleza y masaje. En la segunda cubierta se abre en la zona de proa el Reflection, un amplio comedor acristalado y que es usado para las tres comidas diarias.

    Ya en la cubierta 3, localizamos el centro neurálgico del barco y epicentro de la vida social tanto de la tripulación como de los pasajeros. El lounge o salón principal es un espacio multiusos que sirve para tomar esa copa al atardecer, mantener una charla con viajeros, jugar al trivial musical o relajarte en su parte frontal y en el exterior mientras navegamos.

    La última cubierta es la que te permite observar el paisaje en su totalidad que rodea al barco. Aquí hay una pista para correr a modo de anillo y una mini piscina, además del puente de mando, el cual es capaz de reducir su altura para sortear algunos puentes. También hay una zona central de mesas y sillas bajo toldo donde se puede degustar una maravillosa parrillada o ver el cine bajo las estrellas.

    Si sumamos la recepción en la cubierta 3 y el ascensor que comunican las cubiertas 1 a 3, ya tendríamos descrito todo el barco, pequeño en apariencia, pero intenso de experiencias, como un perfume en un delicado frasco.

    Por cierto, la tripulación compuesta por 37 miembros, todos portugueses, también tiene su espacio al final de la cubierta exterior, donde toman sus descansos. El capitán, sus cuatro marineros de ayuda y dos técnicos de máquinas, componen toda la dotación a cargo del barco. El resto se integra por un eficiente y altamente cualificado equipo de camareros, cocineros, recepción, director de crucero y asistentes de cabina.

     

    CABINA CON UN BALCÓN MÁGICO

    En esta ocasión a bordo de Cruceros Emerald estuve alojado en una cabina denominada “Panorama Balcony”, que sorprende al viajero desde que entras por la cantidad de detalles y diseño. Lo primero que llama la atención es su enorme ventanal de techo a suelo y que por arte de la tecnología podemos convertir en un balcón con tan solo apretar un botón junto a la cama. Con eso, la parte superior baja lentamente hasta transformarse en un espectacular espacio abierto.

     

    Cabina a bordo de cruceros Emerald en el río Duero

    Cabina del Emerald Radiance

     

    La televisión plana encaja a la perfección con el diseño minimalista, colores claros y materiales nobles usados en la cabina. Hay armarios amplios donde sorprende encontrar no solo batas y zapatillas, sino bastones para caminar en las excursiones.

    Amplios cajones y compartimentos que se convierten para dar espacio extra o diferente funcionalidad me sorprendieron, y pasé un buen rato descubriéndolos. Bajo la cama, hay espacio suficiente para guardar hasta cuatro maletas.

    El baño es otro gran atractivo de la cabina. Tiene una ducha con revestimiento en piedra, está bien iluminado y evidencia una utilización extraordinaria del espacio, aprovechando hasta el último centímetro disponible de una forma magistral.

     

    GASTRONOMÍA EN EL EMERALD RADIANCE

    Si algo me sorprendió de una manera especial en este barco de Cruceros Emerald fue sin duda el aspecto gastronómico. Llegué con pocas o reducidas expectativas debido al poco espacio, equipo de cocina y comedores. Sin embargo, fue el segundo de mis prejuicios en caer. Nunca un equipo tan reducido ha cocinado delicias a cual mejor en cada comida. Desde el desayuno hasta las cenas, cada plato era fascinante, no solo por la calidad sino por la cantidad.

    Un menú variado con mucha influencia de los productos locales y de temporada hicieron las delicias de quienes nos sentábamos a la mesa cada día. Si a eso le sumamos un servicio perfecto comandado por el maitre de sala Pedro, la experiencia llegaba a niveles extraordinarios. No hubo demoras, todos los platos llegaban a la vez y eran colocados en la mesa en una perfecta coreografía.

     

    Gastronomía a bordo de cruceros Emerald en el río Duero
     
    Gastronomía a bordo del Emerald Radiance

     

    Las bebidas alcohólicas estaban incluidas durante las comidas. Una selección de vinos maridados con los platos seleccionados por el propio Pedro y donde las bodegas locales eran las grandes estrellas.

    Si como yo, tomar un buen café es parte de una experiencia mística en la cubierta de un crucero, a bordo del Emerald Radiance disponen de una máquina con todo tipo de variedades durante las 24 horas. Solo en los viajes en cruceros más lujosos o en los lounges más exclusivos había visto este tipo de máquinas de café, y aquí estaba al servicio de todos los viajeros.

    Además de las tres comidas principales, destaco los “soft almuerzos”, con sándwiches de diferentes tipos, y la hora del té, al estilo británico con delicias dulces y saladas servidas con guante blanco.

    Los postres son un capítulo aparte. Una experta pastelera nos deleitó con una variedad única de pasteles en cada comida y momento. Desde los Pasteis de Belem, hasta el más sofisticado Tiramisú.

     

    VIDA A BORDO COMO EN FAMILIA

    Por ser de las primeras salidas en el contexto de la pandemia del Covid-19, tan solo viajamos 32 de los 112 pasajeros que pueden hacerlo en máxima ocupación. El ambiente que se respiraba a bordo desde el primer momento era el de estar navegando con una gran familia. En esta ocasión, los pasajeros tenían una media de 60 años y se notaba eran experimentados viajeros, la mayoría repetidores de Cruceros Emerald.

    Aunque en su inmensa mayoría eran británicos, también viajábamos un reducido grupo de viajeros de habla hispana (chilenos, mexicanos, españoles y venezolanos), quienes nos encargamos de animar a nuestra manera el lounge (especialmente tras el juego de Trivia que se realizaba al terminar la cena).

     

    Interior de cruceros Emerald en el río Duero
     
    Interior del Emerald Radiance

     

    Si bien el idioma principal era el inglés, toda la tripulación entendía y hablaba español al ser portuguesa. Al frente del lado hotelero, José comandaba un equipo donde Natalia, la Cruise Director, no dejaba pasar ningún detalle. La propia Natalia era nuestra guía o escolta en las excursiones y nos ponía al día con todas las actividades a bordo.

    Estas actividades comprendían desde clases de yoga por la mañana sin costo, diferentes juegos, manualidades donde decorar tu propia baldosa portuguesa, creación de cócteles, charlas sobre los puertos, y cenas de bienvenida o despedida con el capitán.

    El ambiente a bordo era el de “country club”, cómodo pero elegante (especialmente durante la cena). No era obligatorio el uso de corbata o chaqueta; una camisa de vestir o un vestido era más que apropiado.

     

    ITINERARIO, EXCURSIONES Y ESCALAS

    Sin duda, el itinerario de este crucero por Europa me fascinó. No esperaba que hubiera estos paisajes y aventuras. La ruta comenzaba y terminaba en la ciudad de Porto, lugar donde desemboca el río Duero. La primera y la última noche, el Emerald Radiance permaneció en el puerto, brindando la oportunidad de disfrutar la noche de esta fantástica ciudad portuguesa.

    Ruta de cruceros Emerald en el río Duero
     
    Itinerario del Emerald Radiance por el río Duero

     

    En cada escala se incluía una excursión sin costo y otras premium. Sin embargo, las incluidas fueron perfectas en cada escala.

    El segundo día navegamos hasta Pinhao, donde disfruté de una divertida excursión en kayak que combinaba la experiencia de remontar el río Pinhao (afluente del Duero) y un pequeño paseo para visitar unos molinos en su margen.

    El tercer día llegamos al único puerto en suelo español, Vega de Terrón. Esta es la escala más alta a la que se puede navegar, y la puerta de la maravillosa ciudad de Salamanca, la cual exploramos en un tour al día siguiente.

     

    Crucero por el río Duero en España

    Río Duero en España

     

    Para llegar a este puerto tuvimos que sortear hasta cinco represas con la ayuda de cinco esclusas. Una de ellas, la tercera, elevó el barco 36 metros para llegar al nuevo nivel del barco. Luego descubrí que era la más alta del mundo. Sin duda vivir la entrada y subida del barco fue uno de los momentos culminantes del viaje, y no tiene nada de envidiar a la del canal de Panamá.

    El cuarto día, tras pasar la noche en Vega de Terrón, disfrutamos de una gran jornada explorando Salamanca. Para ello, Cruceros Emerald disponía de su propia flota de autobuses para realizar cómodamente estas excursiones.

    Durante todo el día disfrutamos de las maravillas de la ciudad. Una guía local nos mostró la zona histórica y monumental. Tras un tiempo libre, regresamos al barco.

     

    Salamanca, España

    Salamanca, España

     

    Los días pasaban casi sin darnos cuenta, llenos de actividades en cada escala, disfrutando los paisajes durante la navegación y conociendo a otros pasajeros.

    Ya en el quinto día, una corta travesía nos llevó a Pocinho, en Portugal. Antes de reiniciar la navegación que nos llevaría al corazón del vino de Porto, Régua, tuvimos tiempo para una visita al fascinante edificio que alberga el Museo del Valle de Coa, donde se preservan pictogramas prehistóricos.

    Tras bajar las primeras represas llegamos esa tarde a Régua donde nos esperaba un evento único. Esa noche nos llevaron a una cena privada en el interior de una de las bodegas de la ciudad. Música en directo, un menú local, velas y un gran ambiente nos acompañaron en las bodegas Pacheca.

    El sexto día permanecimos en Régua para explorar la zona. Así visitamos el popular y espectacular santuario de Nuestra Señora de los Remedios en la cercana localidad de Lamego. Ya de regreso al crucero, pusimos proa hacia Porto tras franquear las últimas esclusas.

    El séptimo día continuamos amarrados en Porto para poder explorar la ciudad en alguna de las opciones de excursión. Al atardecer, un paseo cruzando los diferentes puentes ponía el punto final a la navegación, pero no al viaje en crucero. Todavía nos quedaba una noche en la ciudad portuguesa.

     

    Porto de noche, Portugal

    Porto de noche

     

    Una de las grandes ventajas que he descubierto en los cruceros fluviales es que el crucero solo navega durante el día y permanece amarrado toda la noche, lo que permite al viajero disfrutar el ambiente nocturno de las escalas.

    Finalmente, desembarcamos el octavo día, pero si bien había que desocupar las cabinas antes de las 8:30 horas, podías permanecer en el barco hasta las 14 horas. Todo un detalle que hizo más relajada esta jornada.

     

    PROTOCOLOS SANITARIOS

    Al desarrollarse este itinerario en tiempos de pandemia, Cruceros Emerald había aplicado un protocolo sanitario para todos los pasajeros. La primera condición era que solo podían embarcar aquellos que estuvieran vacunados con la pauta completa contra el Covid-19 y con prueba de ello.

    Además, el día del embarque era necesario tener un resultado negativo de un test de antígenos realizado 72 horas antes. Si no lo teníamos, podíamos realizarlo en el mismo muelle antes del check in.

    Una vez a bordo, era necesario llevar la mascarilla N95 en las zonas comunes, a excepción de la cubierta superior si existía la distancia social, o mientras comíamos o bebíamos. Cada día recibíamos una por persona en nuestra cabina. También eran obligatorias durante las excursiones.

     

    protocolo-1
     
    Mascarilla y maleta

     

    Al embarcar, tras desinfectar las maletas y el equipaje de mano, nos tomaron la temperatura, y en todos los espacios a bordo había dispensadores de alcohol gel que debíamos usar, especialmente para acceder al restaurante.

    El día antes de desembarcar nos facilitaron un test PCR sin costo para aquellos pasajeros que lo necesitaran para volver a su país de origen.

    Durante todo el viaje me sentí seguro, no tanto por las medidas sino por la actitud responsable de los otros viajeros y el empeño puesto por la tripulación.

     

    CONCLUSIONES FINALES

    Tras mi primera experiencia de crucero fluvial, y tras infinidad de viajes en cruceros oceánicos, sin duda los incorporaré a mis opciones de viajes cada año. Aunque en ambas alternativas la navegación es el centro de la experiencia, ambas aportan matices únicos para el viajero.

    Si los atardeceres sobre el infinito océano me seducen en cada itinerario marítimo, no puedo negar que los atardeceres sobre los viñedos que crecen junto al río Duero cautivaron mi corazón.

     

    Crucero por el Río Duero
     
    Río Duero en Portugal

     

    El tamaño, en lugar de ser un problema, es un beneficio extra en los cruceros fluviales ya que hace la experiencia más íntima, auténtica y cercana a otros viajeros y a la tripulación. Y sin duda, la calidad a bordo del Emerald Radiance me conquistó en todos los aspectos del viaje: gastronomía, servicio, cabina y ambiente a bordo.

    Sin duda alguna, volveré a navegar en los modernos barcos de cruceros fluviales.

     

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    *Este artículo fue originalmente publicado en CruceroAdicto.com

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