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    Viaje al Serengeti, Tanzania: el rey de los safaris en África

    María Elena Cesari
    Escrito por María Elena Cesari | 28 abril 2022

    Tanzania es el país donde se vive el África de los antiguos y grandes exploradores, ese que uno imagina lleno de animales como elefantes, jirafas, leones, hipopótamos, rinocerontes y un sinfín de pájaros de colores inimaginables. El escenario perfecto para hacer un safari.

    Ubicado en la costa este de África central, Tanzania sorprende por su impresionante belleza de paisajes y culturas fascinantes, que mantienen sus costumbres ancestrales hasta el día de hoy. Además, en este país se encuentra el Parque Nacional Serengeti; el único lugar del mundo donde se puede contemplar la “gran migración”, uno de los más deslumbrantes espectáculos que nos regala la naturaleza.

     

    Elefantes en el Parque Nacional Serengeti, Tanzania, África

    Parque Nacional Serengeti en Tanzania

     

    Das es Salaam, puerta de entrada a Tanzania

    Nuestro viaje comienza en Dar es Salaam, uno de los puntos de entrada a Tanzania. Llegar aquí es toda una odisea. Al bajarnos del avión (somos un grupo de ocho personas de la agencia de viajes Travel Security) nos encontramos con un mar humano y una gran mezcla de razas y culturas. No es fácil ubicarse ni entender.

    Una vez que logro hacerme un espacio, lleno un formulario, me toman una foto y muchas huellas digitales, y por una ventanilla desaparece, sin explicación, mi pasaporte. Al rato empiezan a gritar algunos nombres y por suerte me lo devuelven. Por fin estamos listas para iniciar nuestro viaje de aventura.

     

    Dar es Salaam, en Tanzania, desde el avión

    Dar es Salaam desde el avión

     

    Dar es Salaam, igual que el aeropuerto, es un caos; tiene un tráfico terrible y mucha pobreza. Después de varias paradas para que el chofer se ubique, llegamos a nuestro hotel. Nos sorprendemos con su lindo diseño y nuestra primera comida: una maravillosa parrillada de mariscos.

     

    Aventura en África

    Al día siguiente, ya descansadas (luego de tantas horas de vuelo a Tanzania desde Chile), volamos en una avioneta para 12 personas desde Dar es Salaam a Arusha, al norte de Tanzania. Este es el punto de convergencia de muchos vuelos que van a distintas reservas y parques nacionales donde se hacen safaris en medio de una increíble vida salvaje.

    Las avionetas aquí son como micros y el piloto se asegura de que vayamos con el peso correcto y calcula los kilos de cada una de las maletas de mano. También es un caos, pero afortunadamente todo termina siendo organizado.

     

    Avionetas en el aeropuerto de Arusha, Tanzania, África

    Avionetas en el aeropuerto de Arusha

     

    Dos horas de vuelo después llegamos a Lago Manyara, donde nos esperan dos jeeps abiertos con nuestros guías y un picnic exquisito. En el camino al lodge Treetops vamos bordeando el lago de sal, mirando monos, jirafas, elefantes y, con mucha suerte, leones trepadores. Este el único lugar donde existen estos animales, los cuales suben a los árboles a descansar y, como abunda la vegetación, desde lo alto divisan a su próxima presa.

    Con mucho calor pero con una emoción aún mayor, paramos y observamos a estos felinos a pocos metros, mientras duermen cómodamente su siesta en los árboles.

     

    Leones trepadores en Tanzania, África

    León trepador

     

    El estupendo lodge Treetops tiene ocho habitaciones edificadas en palafitos sobre los árboles, con una construcción rústica pero muy refinada. Comemos en el boma junto al fuego y bajo las estrellas. Como todo lo de este lugar, la comida es sencilla pero excelente.

    Nos dormimos con los ruidos de animales y al despertarnos al alba, algunos monos disfrutan en nuestra terraza. Nos sentimos un poco como Jane de Tarzán.

     

    Ngorongoro: “el Versalles de Tanzania”

    Continuamos nuestro viaje por África y partimos a conocer el milenario cráter del Ngorongoro, donde alojamos en el que llaman “el Versalles de Tanzania”: el Ngorongoro Crater Lodge. Son 36 casitas redondas de barro, inspiradas en las construcciones tradicionales de los masai, que por dentro sorprenden por la opulencia de su decoración, llenas de lujo y muy buen gusto, además de un excelente servicio y vistas al cráter… Para quedar sin habla.

     

    Cráter del Ngorongoro en Tanzania, África

    Cráter del Ngorongoro

     

    Con un capuchino en el cuerpo, a las 6 AM emprendemos en jeep la bajada al cráter del Ngorongoro. Unos 600 metros más abajo del lodge atravesamos tupidos bosques con paisajes y colores cambiantes. El cráter, una inmensidad de unos 260 kilómetros cuadrados, se formó hace más de dos millones de años cuando un gigantesco volcán explotó.

     

    Cebras y flamencos en Ngorongoro, Tanzania, África

    Cebras y flamencos en Ngorongoro

     

    En Ngorongoro hay varios ecosistemas (bosques, sabanas, tierras áridas, lagos y pantanos) donde habitan unos 25 mil animales de muy distintas especies. En este safari se puede ver a los “cinco grandes” (león, leopardo, elefante, búfalo y rinoceronte), además de cebras, jirafas, antílopes, hienas, chacales, ñus y aves como buitres y águilas. El guía va detrás de ellos y, mientras el tiempo pasa, observamos cómo las distintas familias de animales conviven en paz.

     

    Safari en Ngorongoro, Tanzania, África

    Safari en el cráter del Ngorongoro

     

    El cráter del Ngorongoro y sus zonas adyacentes fueron declarados Patrimonio de la Humanidad. Cerca, en la Garganta de Olduvai, en 1976 se encontraron huellas que se cree corresponden a individuos anteriores a los homo sapiens, las cuales quedaron grabadas sobre ceniza volcánica endurecida.

     

    Leones en Ngorongoro, Tanzania, África-1

    Leones en Ngorongoro

     

    Serengeti: llanuras sin fin

    Seguimos nuestro viaje con otro vuelo más y llegamos a la reserva de Grumeti, ubicada en medio de los 15 mil kilómetros cuadrados del Serengeti, el parque más grande de Tanzania. Durante tres días alojamos en el Singita Sabora Tented Camp, que tiene su propia pista de aterrizaje. Aquí nos esperaban jeeps y rangers (o guardaparques).

     

    Singita Sabora Tented Camp, Tanzania, África

    Singita Sabora Tented Camp

     

    Ambientado en los años 40, la época de los grandes safaris en África, este tented camp (o campamento) de estilo inglés se emplaza en la inmensidad de la sabana, donde se pierde la vista en el horizonte. Aquí se divisan animales y algunas secuoyas. Las carpas tienen todas las comodidades imaginables y uno realmente no se siente estando de camping.

     

    Carpa del Singita Sabora Tented Camp, Tanzania, África

    Carpa en Singita Sabora Tented Camp

     

    Grace, la gerente del lodge, nos advierte que no salgamos de nuestra carpa al anochecer sin antes llamar para que nos acompañen. Tiene razón: al ir a comer nos encontramos con un búfalo a corta distancia y en la noche oímos rugidos de diversos animales.

     

    Cebras en el Singita Sabora Tented Camp, Tanzania, África

    Cebras frente al Singita Sabora Tented Camp

     

    El Serengeti (en lengua masai, las llanuras que no tienen fin) debe su fama a la gran migración: un movimiento cíclico y circular en el que, con la llegada de la estación seca en mayo, más de dos millones de animales inician un gran viaje en busca pastos frescos y agua entre este parque y la Reserva Nacional Masai Mara, en Kenia. Este es uno de los únicos lugares del mundo donde se puede contemplar este espectáculo de la naturaleza salvaje, que resulta fascinante.

    Aunque no es mi primera vez en África, sí es la primera en ver tantos animales y tan de cerca. En los safaris de nuestro viaje nos tocó ver una familia de leones devorando una cebra, leones apareándose, elefantes protegiendo a sus crías y leopardos comiéndose una cebra en la copa de un árbol. “Pobres cebras”, pienso, “son las más apetecidas”. También hay una gran cantidad de ñus y jirafas muy cerca de nuestro alojamiento.

     

    Safari en el Serengeti, Tanzania, África

    Safari en Tanzania

     

    En uno de los paseos nos sorprende una puesta de sol que los guías saben aprovechar: se detienen, sacan una mesita del jeep y nos ofrecen un estupendo aperitivo. Estamos en plena sabana tomando champaña y mirando esta maravilla natural. ¡Qué más se puede pedir!

     

    Puesta de sol en el Serengeti, Tanzania, África

    Atardecer que pueden ver los turistas que visitan el Parque Nacional Serengueti

     

    La última noche nos cambiamos a un movil camp, que son más pequeños. Eran seis carpas, con la particularidad que se trasladan siguiendo a la migración, o sea, cada tres meses van cambiando de lugar. En un safari aquí, casi en la frontera con Kenia, vemos grandes manadas de animales. En los cruces del río Mara (el límite con Kenia) los animales son el festín de los enormes cocodrilos y de un puro zarpazo, desaparecen.

     

    Visita a la tribu masai

    Nuestra visita a la tribu masai fue memorable y es un imperdible en todo viaje a Tanzania. Estas tribus originarias de África son nómades y se dedican al pastoreo de animales. Habitan entre Kenia y Tanzania y hasta el día de hoy viven de acuerdo a sus costumbres ancestrales.

     

    Tribu Masai en Tanzania, África

    Visita a la tribu masai

     

    Las mujeres masai son las que construyen las viviendas manyattas, con una mezcla de barro, paja y excremento de animales. Son circulares y tienen ventilación en el techo. Los hombres se dedican al pastoreo y siempre van con sus lanzas. Para protegerse de los depredadores, sus viviendas están rodeadas por ramas de espinos.

     

    Aldea masai en Tanzania, África

    Manyattas en aldea masai

     

    Los masai se alimentan de carne y leche, por lo que son autosuficientes. Físicamente muy altos y esbeltos, siempre van vestidos con llamativos colores. Una curiosodad es que los hombres, dependiendo de la cantidad de animales que poseen, pueden tener varias mujeres.

    Nuestra visita a la tribu masai, aunque bastante turística, nos llena de emoción. Son muy pobres y hospitalarios con los turistas, y se ve mucho niño correteando o en las espaldas de sus madres. Hablan en suajili (el idioma hablado en Tanzania nacionalmente) por lo que no entendemos nada, pero eso no es obstáculo para vendernos artesanías, especialmente collares y pulseras de mostacillas.

     

    Mujer masai y artesanía en Tanzania, África

    Mujer masai con artesanía

     

    Salomón, nuestro guía, es masai, y nos cuenta que su padre tenía tres esposas y 36 hijos. En 1999, por orden del gobierno, las familias tenían la obligación de mandar a un hijo a la escuela, y como él era el menos preferido, fue elegido para ese “castigo”.

    Ahora reconoce que fue el mejor favor que le hicieron. Trabaja como guía y en safaris y en sus tiempos libres vuelve a su aldea, se viste como masai, cuida ganado y solventa la educación de dos hermanas menores en un internado en el Lago Victoria. Nos dice que él tendrá solo una esposa. Vamos a ver…

     

    Hombres masai en Tanzania, África

    Hombres masai

     

    Después de estos apasionantes días en que nos encontramos cara a cara con la naturaleza y la vida silvestre más auténtica de África, nuestro viaje llega a su fin. ¡Hakuna matata, vive y sé feliz!

    Si a ti también te gustaría organizar un viaje a Tanzania, en África, para vivir un safari de aventura en el Serengeti y conocer a la tribu masai, haz click en el botón de la esquina inferior derecha y te ayudaré a organizarlo con mis mejores datos.

    ¡Recuerda que también puedes visitar otros destinos turísticos de Tanzania como la isla de Zanzíbar, con su famosa Stone Town y playas de arena blanca, y el Parque Nacional de Tarangire! Otra experiencia que te recomiendo es disfrutar de un paseo en globo aerostático sobre el Serengeti.

    Si vas a viajar, también puedes conocer alternativas de viajes en grupo a destinos exóticos en este sitio web.

     

    Fundación Grumeti

    La reserva Singita, que posee cuatro lodges en el Serengeti, tiene la Grumeti Foundation, cuyo objetivo es la conservación de la comunidad y la sustentabilidad.

    Entre sus actividades, mantienen una escuela de conservación, la que premia a 10 alumnos para que vayan por siete días a una pequeña escuela tipo internado en el mismo parque. Se van rotando hombres y mujeres, y se espera que estos niños enseñen su experiencia a sus familiares, de manera que ésta se vaya transmitiendo en cadena.

    También tiene una escuela de cocina, liderada por un chef, donde la idea es que no solo egresen para cocinar en los hoteles Singita, sino que se puedan emplear en tantos otros que hay en Tanzania. Así, con pequeñas acciones, tratan de romper el círculo de la pobreza.

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