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    Isla de Pascua: tesoro arqueológico y mítico

    Magdalena Ureta
    Escrito por Magdalena Ureta | 01 octubre 2018

    Con sus moáis vigilantes, increíbles playas, asombrosos volcanes y enigmática cultura ancestral, Isla de Pascua –uno de los lugares más aislados del planeta– es un valioso tesoro arqueológico que trasciende todas las fronteras. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cada año son miles los turistas que se sienten atraídos por sus misterios y se trasladan hasta el “ombligo del mundo” a explorar los mitos y tradiciones de la cultura polinésica que aún sigue viva en Rapa Nui.

     

    Ahu Tongariki bajo la Vía Láctea en Isla de Pascua
    Ahu Tongariki bajo la Vía Láctea

     

    Todo comenzó cuando un gran amigo nos invitó a un grupo de siete matrimonios a celebrar sus 40 años nada menos que en Rapa Nui. Acto seguido nos llegó a nuestra casa un kit de viaje con un diseño increíble, donde se nos informaba sobre el itinerario de cada día y todos los tips necesarios. Estábamos muy entusiasmados con la experiencia de viajar juntos y visitar este mítico lugar.

    Partimos a nuestro destino, atravesando en un avión los 3.700 kilómetros que separan a la isla del continente. Después de cinco horas de vuelo, aterrizamos en el aeropuerto Mataveri, un poco cansados pero con toda la energía de tener una estadía inolvidable.

     

    Isla de Pascua
    Vista aérea de Isla de Pascua

     

    Al salir nos esperaba la “Princesa de Rapa Nui”, Maeva Riroroko, nieta del último rey de la isla (Ariki Kainga Riro Rocco), quien, junto a César, nuestro guía, serían nuestra compañía durante todo el viaje. Muy amables, nos dieron la bienvenida con los clásicos collares de flores. Bien decorados nos subimos a la van para seguir camino al hotel Hangaroa Eco Village & Spa

     

    Hangaroa Eco Village & Spa en Isla de Pascua
    Hotel Hangaroa Eco Village & Spa

     

    La primera vez que estuve en este lugar lleno de secretos, donde habitan más caballos que seres humanos, fue hace algunos años, en un viaje que combiné con Tahiti. En el trayecto al hotel pude notar un pueblo sin grandes cambios junto al maravilloso paisaje misterioso de siempre.

    El clima estaba amenazante con nubes muy oscuras y un viento que nos hacía olvidar los calores de Santiago de fin de año. Para aprovechar al máximo el tiempo, dejamos las maletas y de inmediato salimos a recorrer el pueblo con unas pocas gotitas que nos acompañaron durante la caminata.

    Pasamos por la caleta de Hanga Roa, luego por el pintoresco cementerio, rodeado de adornos pascuenses y con una preciosa vista al océano. Terminamos el recorrido en Tahai, donde fue nuestro primer encuentro con los moáis. Este asentamiento combina restos arqueológicos de gran importancia con un paisaje fabuloso que mira al mar, en donde también se puede observar uno de los atardeceres más lindos de la isla.

    Luego de esta caminata, nos dirigimos a Te Moana, un restaurante muy recomendado. Ubicado frente al mar, ofrece una panorámica a todo nivel. Su especialidad son los pescados y mariscos, siendo el atún el rey.

    En la tarde continuamos hasta el sitio arqueológico de Orongo, sin duda una de las mejores perspectivas, donde el verde y enorme cráter del volcán Rano Kau contrasta con el intenso azul del mar de fondo, ¡todo un espectáculo! El volcán es el más grande de Rapa Nui y conserva numerosas formas de islas flotantes que en su totalidad tienen un kilómetro y medio de diámetro.

    La aldea de Orongo, conformada por alrededor de 50 casas de piedra de forma elíptica, permite una perfecta vista al mar junto a los tres motu (islotes) puntiagudos de fondo: Nui, Iti y Kao Kao, que surgieron como resultado de las erupciones del volcán, hace unos dos millones de años.

    En esta aldea se reunían los clanes de las familias y un hombre de cada grupo competía anualmente, nadando por ir a buscar un huevo del ave Manutara a los motus. El primero que regresaba con el huevo ganaba el gobierno de la isla junto a su clan durante un año. El ganador era consagrado como el Hombre Pájaro o Tangata Manu. Al interior de algunas casas, se han encontrado numerosas pinturas rupestres relacionadas con esta ceremonia.

    En la noche fuimos a Kari-Kari, el clásico show rapa nui. Ubicado en pleno centro, en un pequeño anfiteatro, reúne la tradición, sonidos y ritmos pascuenses. Fue muy sobrecogedor escuchar la popular canción “Sau Sau” y observar sus bailes que provienen de la mágica Polinesia. El lugar no era muy cómodo, pero valió la pena ir para conocer de cerca esta cultura, vestimentas típicas, pinturas corporales y, por supuesto, el encanto de los pascuenses. Incluso, tuve mi minuto de fama cuando me invitaron a bailar al escenario.

     

    Bailarina rapa nui en Isla de Pascua
    Bailarina rapa nui

     

    PODERES SOBRENATURALES

    Al día siguiente comenzamos por el volcán Rano Raraku y las canteras de los moáis, donde se observa una especie de “cementerio”: algunos caídos, otros todavía esculpidos en las rocas y numerosos sin terminar por fracturas sufridas por la piedra. Aquí está casi el 40 por ciento de la totalidad de estas esculturas. Al principio cuesta distinguirlas, pero si se mira con atención, se van descubriendo más y más.

     

    Rano Raraku en Isla de Pascua
    Volcán Rano Raraku

     

    Luego de ser talladas y terminadas, las estatuas eran conducidas a los ahu o plataformas ceremoniales repartidas a lo largo de toda la costa para honrar la memoria de los antepasados. La mayoría de los investigadores cree que los moáis fueron trasladados usando cuerdas y troncos, pero nuestro guía César nos cuenta que los ancianos de la isla aseguran que las estatuas caminaron hacia las plataformas usando poderes sobrenaturales. No sé si me convencieron, pero no puedo negar que hay algo sobrenatural en este enigmático lugar.

    Además de su gran relevancia arqueológica, Rano Raraku es uno de los centros volcánicos más interesantes de la isla. Se formó hace unos 300 mil años y su cráter tiene una forma ovalada en su interior. Al igual que Rano Kau, también alberga una laguna de agua dulce. Lo interesante es que está compuesto por una roca única llamada Toba Lapilli, la cual, gracias a su poca dureza, fue usada para tallar los gigantes de piedra.

     

    Playa Anakena en Isla de Pascua
    Playa Anakena desde el aire

     

    Luego de esta increíble visita nos dirigimos a la playa Anakena a celebrar el cumpleaños de nuestro querido amigo con un típico asado pascuense a cargo de una chef local. A medida que nos acercábamos, se observaba la carpa con esa inigualable panorámica hacia la playa, junto a las palmeras y los siete moáis del Ahu Nau.

    Nos ofrecieron una gran variedad de pescados de la zona, ricas ensaladas y verduras asadas para empezar, junto a un mango sour artesanal. Todo acompañado de una entretenida conversación con Maeva, quien nos relataba interesantes historias de la cultura rapa nui. Para terminar el día, nos fuimos caminando a la orilla de la playa en donde nos aventuramos a nadar por el cálido y espectacular Pacífico.

     

    VER EL AMANECER

    Otra playa que vale la pena conocer es Ovahe. Aunque muy pequeña, tiene un tremendo encanto con su arena rosada, ideal para hacer esnórquel y disfrutar de una amplia variedad de peces multicolores y tortugas marinas. Junto con el buceo y el surf, son las principales actividades deportivas de Rapa Nui. Gracias a la transparencia de sus aguas, libres de contaminación, tiene una de las mejores visibilidades del mundo y unas 120 especies de peces.

    Para el surf, la playa Pea es ideal, a un costado de la caleta de Hanga Roa, donde las olas pueden alcanzar una altura de hasta cinco metros. Se dice que los polinésicos introdujeron este famoso deporte en Hawái.

     

    Playa Ovahe en Isla de Pascua
    Playa Ovahe

     

    Después de un buen descanso post cumpleaños, a la mañana siguiente recorrimos el pueblo caminando por sus calles principales: Policarpo Toro, Atamu Tekena y Te Pito o Te Henua, donde se concentra el comercio. Vale la pena entrar al mercado artesanal para comprar los clásicos moáis de piedra volcánica o artesanías típicas rapa nui, junto con recorrer sus pequeñas tiendas inspiradas en la cultura polinésica.

    La última excursión del viaje fue al lugar más fotografiado de la isla: Ahu Tongariki, la estructura ceremonial de mayor tamaño e importancia de toda la Polinesia. Famosa por los 15 silenciosos moáis que parecen vigilar la tierra, es el mejor lugar para ver el amanecer. Mide casi 100 metros de largo y las enormes estatuas alcanzan los 10 metros de altura. Se posicionan dando la espalda al mar para proyectar sumana o protección espiritual hacia la antigua aldea que ahí existía. El paisaje natural es tan inspirador como los moáis.

     

    Ahu Tongariki en Isla de Pascua
    Ahu Tongariki

     

    Luego de esta memorable vista nos dirigimos nuevamente a la playa Anakena para aprovechar un extraordinario día de sol. Almorzamos en la terraza de un pequeño restaurante, de cara a la playa, unas empanadas de atún junto a un espectacular ceviche. Después de disfrutar la tarde, en la noche comimos en el hotel una gran parrilla de pescados y mariscos para cerrar este inolvidable viaje.

    Todo viajero debiera visitar alguna vez en su vida Rapa Nui. Si te interesa hacerlo, haz click en el botón de la esquina inferior derecha para asesorarte y planificar juntos tu viaje. También puedes buscar más experiencias a lo largo de Chile en este link.

    Para terminar, puedes seguir leyendo sobre Rapa Nui en esta crónica de viajes o en este artículo de Tita Ureta.

     

    DATOS PRÁCTICOS

    HOTELES

    Hanga Roa Eco Village & Spa: ubicado a 10 minutos a pie de la playa y a pocas cuadras del centro, este moderno y lujoso hotel cuenta con 75 habitaciones con vista al mar, restaurantes, bares, piscina y una tienda de ropa y productos seleccionados de la zona.

    explora Rapa Nui: rodeado de bosques que miran al mar, y a ocho kilómetros de Hanga Roa, tiene 30 habitaciones diseñadas para aprovechar al máximo el silencio. Todos los programas incluyen las comidas y una selección de más de 30 rutas de exploración.

     

    RESTAURANTES

    Te Moái Sunset: con vista al centro ceremonial Ahu Tahai, es el mejor sitio de la isla para contemplar la puesta de sol. La carta de cocina isleña incorpora elementos con un toque peruano.

    Mahalo Terraza & Bistró: cocina de autor con influencia francesa y polinésica. Panes artesanales, patés caseros y pastas frescas junto a la “Torta de la Nua”, todo un símbolo en Isla de Pascua.

    La Tía Berta: Mejor picada de empanadas. Se pueden pedir solo de atún o con agregado de queso.

     

    COMPRAS

    Tau Kiani, Kona Nei, Tiare Ngaoho o Mana’u Rapa Nui: tiendas en el centro del pueblo, para comprar las clásicas guayaberas y los vestidos de flores.

     

    CULTURA

    Festival Tapati: música, gastronomía, arte, mitología y destrezas físicas. Los locales compiten en equipos para poner a prueba su habilidad. Se celebra los primeros 10 días de febrero.

    Museo Antropológico: dedicado al sacerdote alemán Sebastián Englert, estudioso de la cultura Rapa Nui, es una visita obligada para comprender la historia pascuense.

    Misa del domingo en la Iglesia de Santa Cruz: asisten muchos isleños con sus mejores tenidas. Los cantos son en idioma rapa nui y la liturgia en español.

     

    RUTAS DE TREKKING

    Hanga Roa – Rano Kau: 2 horas, 5 kilómetros, exigencia baja.

    Mirador Rano Kau – Vai Atare: 2 horas, 3,5 kilómetros, exigencia baja.

    Ahu Akivi – Terevaka: 4 horas, 8 kilómetros, exigencia media.

    Tahai – Anakena: 6 a 7 horas, 18 kilómetros, exigencia media.

    Poike: 5 horas, 11 kilómetros, exigencia media.

     

    IMPERDIBLE

    Terevaka: es la cima más alta de Rapa Nui, con 511 metros sobre el nivel del mar. Se puede observar una vista panorámica de 360 grados de la isla y el Pacífico.

     

    CLIMA

    Semi tropical. Los meses más lluviosos son entre abril y mayo y los de menos precipitaciones de agosto a marzo. Entre junio y septiembre las temperaturas son más frías, con una media de 18 grados Celsius. En verano, entre diciembre y marzo, alcanzan un promedio de 26 grados.

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