Viajar por Europa es una aventura única. No solo por la diversidad de culturas que abundan en el continente, sino por los paisajes, la historia y el misticismo que existe en cada uno de sus rincones. Su historia penetra en cada uno de nuestros sentidos, se siente, se vive y nos motiva a seguir aprendiendo de una manera única, que es lo que nos entregan los viajes con sentido.
En abril del año 2019 tuve la suerte de guiar a un grupo con el objetivo de recorrer los primeros países que Adolf Hitler invadió (partiendo desde Alemania, que fue donde todo empezó) y conocer la ruta de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945). Una gran aventura estaba por comenzar, una que tú gozarías y recordarías para siempre.
El grupo estuvo compuesto por seis mujeres de la misma edad, en donde no todas se conocían, pero se ubicaban por las charlas de historia y actualidad que yo había dado previamente para ir bien preparadas. Éstas fueron fundamentales para motivarnos aún más de lo que estábamos.
BERLÍN
Partimos nuestro viaje a Europa el 3 de abril, en plena primavera de allá, con la suerte además de que nos tocó ir en época de Pascua, por lo cual gozamos viendo las espectaculares ferias y plazas con motivos pascuales. En cada lugar visitado nos sorprendió una distinta, que representaba fielmente la cultura de cada país. Era imposible no tentarse y quedarse mucho rato sacando fotos y comprando algún recuerdo.
Llegamos al aeropuerto de Berlín, capital de Alemania, en donde nos esperaba una guía muy entretenida que hablaba un perfecto español, quien nos condujo hasta nuestro hotel. Comenzamos el recorrido inmediatamente.
En los tres días que estuvimos en Berlín nos emocionamos recorriendo el Memorial del Muro de Berlín (sitio clave para recordar la icónica caída del muro de Berlín), el Memorial del Holocausto (también conocido como el Monumento memorial a los judíos asesinados en Europa) y el museo de la Topografía del Terror.
Gozamos en la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor), en la Isla de los Museos (Museumsinsel) y en las ferias de las pulgas, en las que se vendía de todo. Empleamos muy bien el tiempo. Después de terminar el recorrido con la guía local, yo me preocupaba de llevar a las viajeras chilenas a otros sitios de interés, aprovechando nuestro tiempo libre también para comprar y disfrutar de cafés y restaurantes.
DRESDE Y PRAGA
El siguiente destino que visitamos fue la maravillosa ciudad de Dresde, capital del estado de Sajonia, en el este de Alemania. Una ciudad reconstruida después de haber sufrido el bombardeo de los aliados, y que fue restaurada replicando la ciudad anterior a la Segunda Guerra Mundial.
La comida típica alemana cumplió un papel protagónico en nuestro viaje. Nos deleitamos con sus salchichas (o Bratwurst) y con la variedad de cervezas que nos ofrecían los menús de los restaurantes.
En un minibús, acompañadas de un guía culto y con perfecto español, llegamos a Praga, capital de República Checa, en un viaje de menos de dos horas.
La ciudad del escritor Franz Kafka, con sus puentes y el Castillo de Praga, nos deleitó por su belleza. Los cafés y restaurantes en torno al famoso Reloj Astronómico de Praga, construido en el siglo XIV, nos proporcionaron un variado menú de la típica comida checa.
VIENA Y POLONIA
La elegante Viena, capital de Austria, fue el siguiente destino en nuestro itinerario, al sureste de Praga. Su pasado imperial y la caminata por la famosa calle Ringstrasse, con sus edificios, teatros, museos y jardines, nos dio una mirada amplia de la belleza de esta ciudad. Gozamos con la famosa torta Sacher (Sachertorte en alemán) y la comida del Café Central, una de sus más famosas y antiguas cafeterías.
Terminamos el viaje en Polonia, en plena Europa del Este. Cracovia, la ciudad del Papa Juan Pablo II, conmueve por su historia ligada al sufrimiento del pueblo judío durante el Holocausto. La sobrecogedora visita al campo de concentración Auschwitz y la sufrida Varsovia, capital de Polonia, nos empaparon de la triste historia de este país vivida durante la Segunda Guerra Mundial.
VIAJE EN GRUPO
Así termina nuestro viaje. Un viaje precioso, conmovedor, lleno de tremendas experiencias que, además, nos dejó una amistad entre nosotras que perdura hasta el día de hoy.
Entre los comentarios recibidos por las viajeras, destacan lo inolvidable que fue en todos los sentidos este viaje, tanto por la profundidad de la temática y la posibilidad de conocer los hitos históricos que se vivieron durante la Segunda Guerra Mundial en compañía de una historiadora experta que rescató la vigencia de los lugares y monumentos, como también por la organización y calidad de los servicios ofrecidos para asegurar la comodidad y bienestar en todo momento.
Vale la pena realizar estos viajes con sentido. Es muy distinto recorrer estos destinos conociendo su historia. Te recomiendo hacerlos siempre bajo el alero de la agencia de viajes Travel Security, quienes solucionaron inmediatamente cualquier dificultad que se presentó. Nuestra agente de viajes, Trinidad Domínguez, nos acompañó desde Chile siempre atenta a nuestro viaje.
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