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    Experiencia Australis: todo lo que debes saber antes de viajar en crucero por la Patagonia

    Belén Lagos
    Escrito por Belén Lagos

    Cuando escuchaba a las personas hablar sobre viajar en crucero, siempre me daba curiosidad el entender qué les atraía de esa experiencia, ya que sentía que no era mi onda realmente. El hecho de viajar por mar, de alguna manera me asustaba un poco y creía que había mucho que perder en la experiencia al no conocer los lugares y estar únicamente en el barco. Por supuesto que eso, era un craso error.  

    Para mi fortuna, tuve la suerte de que mi primera experiencia en un crucero, fuese a bordo del Australis, un crucero de expedición que navega por fiordos en la Patagonia. I mean, mejor experiencia o mejor experiencia para una primera vez. 

     

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    Foto antes de subir al zodiac para la excursión al Glaciar Águila

    La llegada a Punta Arenas

    El zarpe para este viaje, es desde Punta Arenas, y generalmente es a eso de las 16:00 hrs. Puedes hacer el check in cerca de las 12 del día, pero no te subirás al barco hasta la tarde. Lo que deja dos recomendaciones. Si compras con tiempo, puedes planificar viajar a Punta Arenas esa misma mañana y llegar directamente hacia el check in, dejar tus maletas y luego aprovechar de almorzar en Punta Arenas. 

    O, la que me gusta más a mi, viajar un día antes, pasar una noche en el Hotel Cabo de Hornos que acaban de remodelar y está precioso; levantarte relajado, tomar desayuno, aprovechar de recorrer un poco Punta Arenas, descansar la noche anterior al zarpe y también logras llevar tus maletas a buena hora para alcanzar a almorzar algo relax. 

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    La primera maravilla a la que te enfrentas en este viaje, es sin lugar a dudas, el crucero. Es un barco relativamente pequeño ya que solo cuenta con 200 habitaciones, lo que se traduce en un ambiente mucho más íntimo, donde al final, vas a terminar conociendo a todos los pasajeros y hasta incluso, si es tu intención, llevarte un par de amigos.

    El crucero cuenta con cinco cubiertas, donde en la primera está ubicado el comedor, que se utiliza para el desayuno, almuerzo y cena. El desayuno es tipo buffet, pero no cualquier buffet. Uno delicioso, con vista a montañas y glaciares. El almuerzo y la cena son a la carta dirigida por el talentoso chef internacional Emilio Pescheira. En este caso, Emilio acompaña el zarpe de Travel Security, por lo que viajó junto a nosotros y tuvimos la oportunidad de conocerlo e ir entendiendo cada plato y degustación que teníamos. 

     

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    El mítico Cabo de Hornos

     

    La cocina de Emilio, es, sin exagerar, uno de los diferenciales más relevantes de esta experiencia. La carta, cambia todos los días y algo que me gustó, es que Emilio, entiende muy bien cómo fascinar con la comida sin bordear la extravagancia ni la simpleza.

    Algunos de los platos que probé fue un clásico congrio frito con papas mayo y ensalada a la chilena, que estaba espectacular; cordero magallánico con puré, ravioles con ricotta y espinaca, ceviche, corvina, pastel de choclo, carpaccios y bueno, para que hablar de los postres. Otra cosa genial, es que si no tienes ganas de comer la carta, todos los días para el almuerzo y cena tienes la opción de pedir tres tipos de ensaladas. Yo comí las tres en diferentes ocasiones y estaban deliciosas. 

    LAS CUBIERTAS

    Luego, vienen las cubiertas donde están las habitaciones, que se reparten entre la cubierta dos, tres y cuatro. Cada habitación, cuenta con una vista despampanante hacia el paisaje que en esta ruta, es mágica. Tuve la oportunidad de recostarme una tarde para descansar y como no hay conexión a internet, solo quedaba conectar conmigo misma y prender mi Kindle para leer un rato con esa vista. Fue uno de esos momentos en los que uno siente gratitud por estar en el presente. 

     

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    Mi momento de relajo máximo con esa vista

     

    En la cubierta tres, además de tener las habitaciones, en la proa del barco encuentras un salón con sillones y mesas para relajarte. Es ideal para sentarte a disfrutar de un juego de mesa, tejer, leer o incluso pintar. Había una chica que llevó su set de acuarelas y estuvo pintando toda una tarde, acompañada del silencio y la vista increíble hacia las blancas montañas que nos acompañaron durante el viaje. 

    En la cuarta cubierta del barco, en la popa, también hay un salón, muy similar pero acá, tienes bebidas, té, café y galletitas durante todo el día, por lo que resulta menos silencioso que el anterior. Es un salón que funciona más para compartir con cómodos sillones y además, gran parte de las charlas para las excursiones se hacen aquí. 

    La quinta cubierta, y probablemente la favorita de todos, es el bar. Aquí no hay habitaciones, solo un espacioso bar ubicado al centro del salón, que abre de 10 de la mañana a 23:30 hrs y está rodeado de ventanales que te regalan una panorámica a todo el paisaje, con mesitas y sillones para compartir y con una atención única. Puedes disfrutar de un rico pisco sour de maqui, o un Aperol, probablemente siempre con compañía. La dinámica que se da en este piso es muy particular porque la gran mayoría de los pasajeros, está en esta cubierta disfrutando de que además puedes pasar a la cubierta exterior y recibir el aire fresco de los fiordos. 

    lAS EXCURSIONES

    Si bien, todo lo que les conté, ya es una gran experiencia del Australis, es importante destacar que las excursiones, son la piedra angular de este viaje maravilloso. Sí, porque a diferencia de un crucero por el caribe, este crucero te invita a la aventura. De partida te permite visitar lugares a los que solo puedes llegar en zodiac y explorarlo de forma muy privilegiada. 

    Como es un viaje que consta de 4 noches y 5 días, hay excursiones 4 de los 5. Y en cada una de estas excursiones, debes bajarte del barco para viajar al glaciar o la isla en zodicas. Todas las excursiones tienen una logística la cual está siempre previamente explicada por los guías del Australis que son, realmente buenísimos. 

    Y acá me gustaría detenerme. La calidad de los guías es espectacular, muy preparados, sumamente carismáticos y con muchísima experiencia en el tema. Siempre te explican qué es lo que veremos, cómo lo haremos y cuáles son las opciones que hay.

    La primera excursión es al Glaciar Pía, donde navegando el por el noroeste del Canal Beagle nos enfrentamos ante este imponente glaciar, en medio de un fiordo que parece una taza de leche. Acá, llegas en un zodiac y tienes 3 opciones de excursión. La de dificultad alta que es un trekking hasta la cima del cerro para presenciar el glaciar y dura alrededor de una hora en total. Luego está el trekking de dificultad media donde llegas al mirador del medio y también tienes una panorámica increíble. Y finalmente, para los que no les anima caminar, puedes quedarte en la base que es mirar el Glaciar desde abajo, pero igualmente con una majestuosidad fascinante. 

     

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    En el zodiac para visitar el Glaciar Águila

    Creo que desde todos los lugares, las postales son increíble, el tema es cuánto ejercicio estás dispuesto hacer. 

    Esa tarde, posterior a la excursión del glaciar, el capitán se dirige hacia la Avenida de los Glaciares y todo el barco se reúne en la quinta cubierta con una degustación de comida y tragos de acuerdo al país de cada glaciar: España, Holanda, Francia, Italia y Alemania. Todo esto, mientras vamos presenciando estos imponentes glaciares. Realmente un recorrido de maravilla. 

     

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    Navegando por la Avenida de los Glaciares

     

    El día tres, la cosa se pone más aventurera ya que si están las condiciones climáticas, existe la posibilidad, que siempre va a ir determinada por la velocidad del viento esa mañana, de desembarcar en el mítico Cabo de Hornos, conocido por ser el lugar más austral del mundo. 

    El Cabo de Hornos, es conocido por ser un punto geográfico bastante peligroso para la navegación al marcar el límite entre los océanos Atlántico y Pacífico a través del Paso Drake. Sin embargo, vas protegido en cada momento. A diferencia del resto de las excursiones, en esta, no está permitido sacarse el chaleco salvavidas en ningún momento dentro de la isla, ya que siempre existe la posibilidad de que el viento cambie drásticamente y tengas que volver rápidamente al zodiac y retornar al barco.

     

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    En el Cabo de Hornos, todos con nuestro chaleco bien puesto

    De hecho, no siempre se puede desembarcar, pero si tienes la suerte, te sorprenderás con este lugar que emana una vibra misteriosa, probablemente por toda la historia que contiene y por ser un lugar tan difícil de llegar, visitado por tan pocos que sentir esta energía es fácil desde que estás subiéndote al zodiac desde el barco.

    Ese día por la tarde, ya que el desembarco en el Cabo de Hornos, es a eso de las 7 am, visitas Bahía Wulaia, un lugar perfecto para un trekking. Acá también tienes las tres opciones, base, trekking intermedio y trekking a la cima. Acá, si bien, va a depender de tu capacidad, yo recomiendo llegar a la cima. No soy deportista de alto rendimiento y lo logré perfectamente. Además, la vista que te regala la cima es inigualable, realmente una postal que vale la pena enmarcar. 

     

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    La panorámica desde la cima de Bahía Wulaia

     

    El día cuatro es un poco más chill, ya que en la mañana no hay actividades, por lo que puedes relajarte, dormir hasta tarde y hacer lo que se te plazca. Por la tarde la excursión es hacia el Glaciar Águila, un glaciar majestuoso ubicado en una especie de cuenca al que se llega caminando por una pequeña playa. Esta caminata es apta para toda persona ya que es en plano y bastante corta. Es donde sacamos también, la foto oficial del viaje. 

     

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    En camino por la playa al Glaciar Águila

     

    Para finalizar la experiencia, el quinto día parte muy temprano para desembarcar en Isla Magdalena, un espacio encantador que está lleno de pingüinos. Específicamente, el Pingüino de Humboldt, que actualmente se encuentra en extinción. Es una excursión muy bonita ya que ver a los pingüinos en su hábitat es encantador, además es el broche de oro para terminar este gran viaje ya que luego de eso, es el desayuno para posteriormente volver a Punta Arenas y regresar a casa. 

     

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    Mi mejor foto de Isla Magdalena 

     

    Viajar en Australis fue una experiencia sinigual en mi vida. Esos cinco días se convirtieron en un sinfín de momentos en los que mis cinco sentidos estuvieron disfrutando en su máximo esplendor. La deliciosa comida, el relajo de navegar entre fiordos, la vista te agradece a cada momento los paisajes a los que te enfrentas. Pero si tuviera que destacar algo, es la energía que se da dentro del barco.

    El primer día, claro, están todos más tímidos, pero ya para el día cinco, hiciste nuevos amigos, compartiste al menos un pisco sour con una persona completamente nueva porque te une la experiencia de las excursiones, de las comidas, de las charlas de los guías y los momentos en la quinta cubierta. ¿Me repetiría este viaje? Yo honestamente creo que es de los pocos viajes que me repetiría y desde que tuve la suerte de haberlo vivido, ando como pájaro loco recomendándoselo a todo el mundo. 

     

     

     

     

     

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