Río de Janeiro combina increíbles playas, bosques tropicales y calles vibrantes, junto a una rica biodiversidad. Famosa por su alegría y festividades como el Carnaval, la ciudad ofrece actividades diarias como playa en Ipanema, fiestas en Lapa, fútbol en el Maracaná y ruedas de samba en Leblon y Copacabana, todo enmarcado entre montañas exuberantes y paisajes fascinantes, sin duda una de las ciudades más cautivadoras del mundo.
He viajado muchas veces a Río de Janeiro con mi marido, familia y amigas, y, sin duda, es un destino al que siempre quiero volver. A solo cuatro horas de vuelo directo desde Santiago, llegas a una ciudad vibrante, con muy buenas playas, excelentes restaurantes y muy buenas opciones de compras. En este último viaje, quise incorporar algunos lugares nuevos en mi recorrido: el Jardín Botánico, un oasis verde en medio de la ciudad que alberga más de 6.500 especies de plantas, preciosos senderos, invernaderos, un orquidario y un bosque de palmeras imperiales, ideal para pasear y conectarse con la naturaleza.
Jardín Botánico
Por otra parte el Real Gabinete Portugués de Lectura, una de las bibliotecas más lindas del mundo, famosa por su impresionante arquitectura de estilo neogótico, sus estanterías de madera repletas de libros antiguos y su atmósfera única, perfecta para los amantes de la lectura y la historia.
Real Gabinete Portugués de Lectura
Los primeros días no tuvimos mucha suerte con el clima, así que los aproveché para hacer compras en Shopping Leblon, un centro comercial más pequeño pero con una excelente selección de marcas brasileñas y algunas internacionales. Entre mis favoritas: Lenny Niemeyer, con trajes de baño y salidas de playa muy lindas; Cris Barros, con ropa maravillosa; Osklen, con estilo playero y urbano; Animale, con moda formal e informal; Artelasse, con toallas turcas y portuguesas de excelente calidad; Schutz, con mocasines muy lindos; Seven for All Mankind, con jeans preciosos; Sauer, una línea muy linda de joyas; Melissa, con sus clásicos zapatos de plástico; y Farm, con vestidos llenos de color.
Río también es una ciudad para disfrutar la comida. Entre mis favoritos están Aprazível, en Santa Teresa, con una vista preciosa y donde recomiendo probar el palmito (hay que reservar); Clan BBQ, en Leblon, ideal para quienes disfrutan de buenas hamburguesas y carnes; Casa Camolese, frente al Jardín Botánico, dentro del Jockey Club, muy lindo para almorzar.
Aprazível
Fogo de Chão, en Botafogo, el clásico brasileño de carnes; Nosso, en Ipanema, moderno y con ambiente entretenido; Via Sete, también en Ipanema, frente a una heladería excelente donde el helado de brigadeiro es el mejor; y Zazá Bistrô, con decoración encantadora y los mejores platos marroquís y asiáticos.
Más allá de sus paisajes y sabores, Río de Janeiro es también un epicentro cultural y musical incomparable. Cada dos años, la ciudad se transforma con Rock in Rio, uno de los festivales de música más grandes y reconocidos del mundo, que reúne a miles de personas y a artistas internacionales de primer nivel. Además, Copacabana se ha convertido en un escenario icónico para conciertos gratuitos al aire libre, donde estrellas como Madonna, Lady Gaga, Rod Stewart y los Rolling Stones han reunido a millones de personas frente al mar, en espectáculos memorables que reflejan la energía y el espíritu festivo de los cariocas.
Hotel Emiliano
En cualquier época del año, la música está presente: en los bares de samba de Lapa, en los ritmos de bossa nova que aún se escucha en Ipanema o en las calles donde la gente baila sin ningún motivo especial.
Durante este viaje me alojé en el Hotel Emiliano Rio de Janeiro, en plena playa de Copacabana, que ofrece una estadía excepcional con atención de primer nivel. Sus habitaciones son muy cómodas, algunas con terraza y vistas espectaculares al mar. El desayuno a la carta es uno de sus puntos fuertes, y además cuenta con un sector de playa exclusivo con reposeras y quitasoles, muy seguro y privado.
Habitación Hotel Emiliano
El hotel también ofrece un gran spa, piscina, gimnasio y sauna. Parte de la prestigiosa colección Small Luxury Hotels of the World, el Emiliano combina estilo y ubicación privilegiada frente al mar, siendo una de las mejores opciones de alojamiento en Río de Janeiro para quienes buscan una experiencia única y personalizada.
Las mañanas son ideales para disfrutar de la playa, mientras que por la tarde recomiendo visitar el Jardín Botánico y luego almorzar o tomar algo en Casa Camolese. Entre las playas más lindas y cercanas destacan Copacabana, con su icónica costanera; Ipanema, famosa por su sol, olas y vida social; Leblon, más tranquila y elegante; Praia do Leme, ideal para quienes buscan un espacio más relajado; y Barra da Tijuca, con sus extensas playas de arena blanca perfectas para deportes al aire libre, además de ser menos concurrida que las playas del centro.
Ipanema
No pueden quedar fuera los grandes clásicos: el Corcovado, el Pan de Azúcar, la Lagoa Rodrigo de Freitas, las Escaleras de Selarón, el Museo del Mañana o un paseo en helicóptero para ver el Corcovado y la ciudad desde el aire.
Si bien, Río de Janeiro cuenta con playas icónicas también vale la pena explorar algunas opciones a menos de 2 horas de la ciudad. Entre ellas destacan Praia do Forte en Cabo Frio, con aguas cristalinas y arena blanca ideal para relajarse; Geribá en Búzios, famosa por sus olas y deportes acuáticos, junto a una animada vida social; Ferradura, también en Búzios, con aguas tranquilas y protegidas, perfecta para familias y paseos en kayak.
Hotel Emiliano vista al mar
Lopes Mendes en Ilha Grande, a unas 2 horas incluyendo el traslado en barco, una playa espectacular con arena blanca y mar calipso; y Praia do Peró, en Cabo Frio, tranquila y menos concurrida, ideal para quienes buscan un entorno más relajado y natural cerca de Río.
Río de Janeiro tiene de todo: naturaleza, arte, sabor y ritmo, y siempre logra sorprender. Cada viaje deja recuerdos únicos: desde caminar por sus playas, escuchar samba en las calles de Lapa, disfrutar de un atardecer desde el Pan de Azúcar, hasta perderse por rincones llenos de color y vida.
Siempre hay algo nuevo que descubrir, probar o disfrutar. Río conquista desde el primer momento y no te deja indiferente; es de esas ciudades que te hacen querer regresar una y otra vez.